LA OBRA HISTÓRICA DEL PROFESOR

LIC. CARLOS LARRAZÁBAL BLANCO

(Historiador, Genealogista, Educador, Farmacéutico y Pianista)

 

 

Por Américo Moreta Castillo

 

 

         Si observamos la página ciento treinta y siete del Directorio y Guía General de la República Dominicana de Enrique Deschamps (1907) vemos una fotografía de un niño que aparece en primer plano en el parque Colón, otros juegan alrededor de la estatua del Almirante, y detrás, la presencia solemne de la Catedral Primada con su antiguo reloj sobre el salón del Cabildo Catedralicio, el niño que parece inclinarse para mirar el pavimento, que tiene sombrero y que ya viste pantalones largos es Carlos Larrazábal Blanco. Es simbólica esta fotografía, pues la misma refleja su presencia de los primeros años en la tierra de la cual estaría ausente tanto tiempo, y la Catedral de Santa María de la Encarnación por su fachada Norte presenta el lugar donde Larrazábal estuvo tantas horas investigando, pues precisamente en esos salones de la planta alta del edificio gótico-isabelino fue donde el Arzobispo Nouel hizo depositar los Archivos Eclesiásticos donde Carlos Larrazábal  pasó a hacer la obra que le ganaría la inmortalidad y el agradecimiento eterno de los dominicanos.

 

         Afable, conversador, de indiscutible buen humor, siempre dispuesto a enseñar, a guiar y educar, sencillo y humilde, recuerdo a Don Carlos con su pelo blanco, sus gafas ya permanentes, su tez algo trigeña, alto y delgado casi frágil, su letra era temblorosa, pero siempre cordial y receptivo. Estuve presente en la última conferencia que dictó un domingo por la tarde en la Casa, Biblioteca y Museo del Maestro, Don Federico Henríquez y Carvajal, en la calle Sánchez. Entre el selecto público presente estaba Don Enriquillo Henríquez y el Profesor Suncar Méndez, frente a aquellos libros que nos rodeaban, el busto martiano y tantos detalles históricos de aquella casa museo, Don Carlos hacía su reencuentro con Santo Domingo, ese Santo Domingo que había quedado en sus recuerdos y que de seguro evoca cuando dijo en su Discurso de Ingreso a la Academia Dominicana de la Lengua: “Siempre he leído con especial interés y simpatía las obras dominicanas que desarrollan temas de ambiente vernacular; lo tradicional me atrae singularmente. Lo criollo, con su pequeña historia, su pequeña sociología, su específica sicología, bulle del campo, de la aldea, de la ciudad, de la familia, con sus hombres y mujeres en sus manifestaciones de vida. Pero esas pequeñeces, una a una, paso a paso, a través de los tiempos trascienden. // Yo me siento atraído por estas cosas quizá como se siente el niño atraído por el regazo materno. Con todos sus avatares, y a pesar de ellos, el ambiente donde uno se desenvuelve desde que nace hasta llegar a la adultez le nutre con verdadero alimento espiritual, de tal modo que lo vigoriza y conforma. De aquí nace el amor al terruño. Todo emocional. El terruño se hace patria que es vivencia espiritual y es deber.”

 

         Carlos Vicente Larrazábal Blanco, nació en Santo Domingo el 27 de abril de 1894, fueron sus padres Wolfang Larrazábal Chipía y Esther Blanco De Windt de Larrazábal, tuvo hermanos que nacieron en Santo Domingo y otros fuera del país, aquí nacieron: Juan Gualberto Lázaro y Ester María; en Puerto Rico: Felipe; Fabio en Caracas; Aurora en Curazao y Heraclio en Maiquetía.

 

         Las circunstancias políticas venezolanas habían traído a los padres de Carlos a la República Dominicana, así como a Eduardo Scalan, a los hermanos Rufino y Horacio Blanco Fombona y a tantos otros venezolanos de innegables aportes a la sociedad dominicana.

 

         Sus padres y hermanos partieron del país siendo Carlos Vicente un niño, y éste quedó al cuidado de su tía y madrina, María Blanco Vda. Arvelo, y así Carlos se crió en medio del fragor de las guerras civiles de la época de Conchoprimo.

 

         La enseñanza primaria la recibió en la Escuela del Carmen que dirigían Amalia, Lupe y Edelmira Bobadilla Roseller en el barrio de Navarijo de la Ciudad Intramuros, y luego de pasar por otras escuelas primarias, ingresó a la Escuela Normal, que fundó el Señor Hostos, donde se graduó de Maestro Normalista. Ingresó Carlos Vicente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Domingo pero dejó esta carrera y se graduó de Licenciado en Farmacia.

 

         El 20 de abril de 1918, casó Carlos Larrazábal Blanco con María Enriqueta Rodríguez Oca (Quequeta), hija del Lic. Domingo Rodríguez Montaño, Juez Presidente de la Corte de Apelación de Santo Domingo, y procrearon siete hijos: María, quien casó con Pedro Ripley Marín; Carlos Enrique, quien casó con Elena Larrazábal Otaola; Altagracia Mercedes Emilia, quien casó con George Antonio Lister Bircann; Felipe Arístides, quien casó con Mireya Hernández Ortega; René Osvaldo, quien casó con Pierena Troche Nadal; Domingo Raúl, quien casó con Claudia Encarnación  Rodríguez y Francina María Felicia quien casó con Cecilio Grullón Martínez.

 

         Como Maestro, Carlos Larrazábal fue docente en diversas instituciones, desde Escuelas Primarias hasta llegar a ser Catedrático de la Universidad de Santo Domingo.

 

         Hombre de ideas avanzadas nunca militó en los partidos personalistas de principios del siglo XX, ni fue bolo, ni colúo; y cuando la Ocupación Americana del 1916 fue de los fundadores de la “Juventud Independiente”, defensora del ideal nacionalista, junto con Viriato Fiallo, Manuel Arturo Peña Batlle, Angel Rafael Lamarche y Juan Isidro Jimenes Grullón. El profesor Carlos Larrazábal siempre fue antitrujillista, por eso en 1946 se autoexilió junto a su familia. Abandonaron la casa de la calle “16 de agosto”, antiguo Camino de San Carlos; vivió por tres años en la ciudad de Nueva York, luego pasó a Venezuela donde se radicó definitivamente y regresó a la República Dominicana en 1973, luego de veintisiete años, aunque su vinculación y presencia se mantuvo permanentemente con su Patria, a través de sus investigaciones, sus ensayos que aparecían fundamentalmente en la revista “Clío”, órgano de la Academia Dominicana de la Historia.

 

         El 4 de diciembre de 1938 ingresó el Lic. Carlos Larrazábal Blanco a la Academia Dominicana de la Historia titulando su discurso: “A través de las ideas liberales de los fundadores de La Española” (Clío, 6, 1938), demostrando de este modo un particular interés por la llamada Historia de las Ideas o de las Mentalidades. En este mismo sentido publicó: Ideario Españolense del siglo XVI (Clío, 2, 1934) y Las Luchas por la Libertad, ensayo póstumo (Clío, 146, 1989).

 

         Antes de partir al exilio publicó en la Revista de Educación (1937 y 1939) un Manual de Historia de Santo Domingo, y desde Caracas siempre estuvo atento a todo detalle que tuviera relación con el país y sus próceres como sus Apuntes Acerca de Algunos Estudiantes y Graduados en la Universidad de Caracas (Clío, 118-119, 1961-1962), donde aborda aspectos de la vida académica de Pedro Celestino Arroyo Pichardo, Carlos Arvelo, Manuel Antonio Diez, Juan Pablo Diez, Mariano Diez, Prudencio Diez, Manuel Durán, Manuel González Regalado, Arístides López Umeres, Miguel López Umeres, Francisco López Umeres, Pedro Emilio de Marchena, Antonio María Pineda, Manuel Ponce de León, Santiago Ponce de León,  Manuel María Valverde y Juan Dionisio de Vialis .

 

         En la sesión pública de la Academia Dominicana de la Historia la noche del 30 de diciembre de 1939 leyó su ensayo “Estudio Histórico” en honor a la misión cultural de la Universidad de Puerto Rico, presidida por el Dr. Rafael Ramírez de Arellano (Clío, 8, 1940).

 

         En la revista Clío publicó su Bibliografía Colonial, Fray Bartolomé de Las Casas, Historia de las Indias  (Clío, 9, 1941; 10, 1942).

 

         Contribuyó al rescate de los archivos del Padre de la Patria, véase “Archivo de Duarte”, edición y notas (Clío, 12, 1944), reuniendo así una colección de manuscritos conservados por Juan Pablo Duarte y luego por sus hermanas Francisca y Rosa Duarte. Esto ha sido un aporte inmenso a la memoria de nuestro Padre Fundador.

 

         El 15 de julio de 1935 dictó una charla por radio en “Broadcasting Caracas” de Venezuela bajo el título: “Loor a Duarte” (Clío, 3, 1935).

 

         En 1939 publicó en Clío, “La República Dominicana y el Dr. Felipe Larrazábal” (Clío, 7, 1939).

 

         En la iglesia parroquial de San Carlos la noche del 4 de mayo de 1941 leyó su Discurso con motivo del Centenario del nacimiento del Presbítero Rafael García Tejera (Clío, 10, 1942). Ya había publicado en Clío un Discurso con motivo del Centenario de Emiliano Tejera (Clío, 9, 1941). En 1969 escribiría en Clío con motivo del fallecimiento de Emilio Tejera Bonetti (1880-1968), hijo del prócer anterior, autor de “Palabras Indígenas” (Clío, 37, 1969).

 

         Sobre Felipe Dávila Fernández de Castro, publicó “Felipe Fernández de Castro y la Ocupación Haitiana” (Clío, 19, 1951). Y sobre Raimundo Rendón Sarmiento, Ramón Azpurua y José María de Rojas, publicó: Páginas Dominicanas Olvidadas, colección y notas (Clío, 20, 1952).

 

         En 1954 apareció en Clío su trabajo: “Noticias de la Independencia Dominicana en Venezuela” y también: “La Primera Gestión de Núñez de Cáceres en Venezuela” (Clío, 22, 1954).

 

         En 1967 en la Colección Pensamiento Dominicano dirigida por Don Julio Postigo se publicó su obra “Los Negros y la Esclavitud en Santo Domingo”, pionera del tema de la historia de la negritud en nuestro país, siendo el número treinta y cinco de esa colección que llenó una época en la Cultura Dominicana.

 

         Como precursor de los estudios Genealógicos en la República Dominicana Carlos Larrazábal Blanco publicó “Papeles de Familia” (Clío, 13, 1945), en este trabajo reflexiona sobre los papeles que en el diario ajetreo se producen y afirma: “no son sólo los reyes, los obispos, los presidentes y generales los que hacen historia en sus obligadas funciones oficiales, sino también la hace el  hombre común, el padre de familia, historia que nos puede esclarecer los hábitos y costumbres del pasado”. Con esta reflexión interrelaciona nuestro autor la Genealogía y la Historia con la llamada Historia de la Vida Cotidiana.

 

         En 1952 publica en Clío: “Una familia fundadora de San Rafael” (familia De León) (Clío, 20, 1952). Luego aparecen también en Clío: Familias de Santo Domingo: Mella y Sánchez (Clío, 23, 1955; 24, 1956).

 

         Pero su obra cumbre en el campo de la Genealogía son los nueve tomos de “Familias Dominicanas”, investigación colosal que se hizo en los Libros del Archivo de la Catedral en una época en que no existían los ordenadores, y se trabajaba sólo a base de memoria y de fichas. Esta obra insuperable hasta el momento, apareció en 1967 el primer tomo; 1969 el segundo, ambos enviados en fichas desde Caracas. En  1975 se publicó el tercer tomo; en 1978 aparecieron los tomos cuarto, quinto y sexto; en 1979 se publicó el tomo séptimo y en 1980 los tomos octavo y noveno. En 1974 publicó su opúsculo “Origen Hispano-Dominicano de Algunas Familias Caraqueñas”. Fue miembro de número del Instituto Venezolano de Genealogía y Presidente de Honor del Instituto Dominicano de Genealogía.

        

         Pero los aportes de Carlos Larrazábal Blanco a la historiografía dominicana también abarcan materias inéditas para muchos estudiosos de la historia local como es el caso de su Toponimia, editada en 1972 por la Sociedad Dominicana de Geografía, donde recoge junto a topónimos americanos y colombinos, los nombres de lugares de la República Dominicana con diversas clasificaciones.

 

Editora Taller publicó en 1974 su libro de cuentos llamado “Guerra Civil”, relato intimista en que narra episodios de su niñez en Santo Domingo.

 

         En el ámbito de las letras, Carlos Larrázabal Blanco presentó su Discurso de Ingreso a la Academia Dominicana de la Lengua el 4 de abril de 1975 sobre “Tulio Manuel Cestero (1877-1954)” el autor de “Ciudad Romántica”, “La Sangre” y “Sangre Solar”, tríptico de relatos de la época del Dictador Lilís.

 

         Carlos Larrazábal Blanco fue un permanente estudioso de la vida del Patricio Juan Pablo Duarte y colaborador del Instituto Duartiano en cuyo Boletín publicó: “Los Duarte y los Diez” y “Documentos Duartianos”, en este último artículo hace precisiones sobre la casa donde murió Duarte y sobre su ausencia de descendencia (Boletín del Instituto Duartiano, Enero-Diciembre 1972, No. 8). En el número del Año de Duarte se reproduce en el Boletín la Genealogía Duartiana, fragmentos del tomo tercero de “Familias Dominicanas” (Boletín del Instituto Duartiano, julio-diciembre de 1976, enero-junio de 1977, No. 14).

 

         El 27 de febrero de 1973 murió su esposa y compañera de toda la vida María Enriqueta Rodríguez Oca, y viudo, para compensar su soledad y acompañar a su hija Emilia Larrazábal de Lister quien vivía en el país, viene a impulsar su labor editorial y a culminarla con la publicación de “Familias Dominicanas”, por eso en Noticias de la Academia en el número 137 de Clío, enero-diciembre de 1980 se expresa: “Una obra que llena toda una vida es la del ilustre compañero de Academia Dr. Carlos Larrazábal Blanco. Al entrar en la seria edad de los ochenta, tiene la grande satisfacción y la gloria de concluir la publicación de su magna obra, Familias Dominicanas, en su noveno volumen. Y que grato le es a la Academia comprobar que la obra va en demandas y en interés con el tiempo. De Europa, de toda la América, se solicita la obra, que, sin duda, es la obra cumbre de la materia en la República”.

 

         Una faceta desconocida en la vida de  Carlos Larrazábal Blanco fue su preparación como pianista, así lo evidencia un retrato pintado al óleo por el insigne dominicano Gilberto Hernández Ortega, mientras que el autor estudiaba una partitura de Federico Chopin que sostiene en sus manos.

 

El Profesor Don Carlos Larrazábal Blanco falleció en Caracas el 25 de marzo de 1989 a los noventa y cinco años de edad, sus aportes a la Genealogía y a la Historia Dominicana son imperecederos, fue un dominicano ilustre, y su presencia constituye otro vínculo con el hermano país de Bolívar y de Páez.

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

Boletín del Instituto Duartiano, números 8 y 14.

           

CABRAL MEJÍA, Tobías, Índice de Clío y del Boletín del Archivo General de la Nación. Academia Dominicana de la Historia.     Editora del Caribe: Santo Domingo, 1972.

 

Clío, órgano de la Academia Dominicana de la Historia (varios números).

 

LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Discurso de Ingreso del Académico de Número Profesor Carlos Larrazábal Blanco. ACADEMIA DOMINICANA DE LA LENGUA, Boletín, Tercera Época, número 1, enero-abril 1980.

 

LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Familias Dominicanas (I-IX). Academia Dominicana de la Historia. Editora del Caribe: Santo Domingo, 1967-1980.

 

LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Guerra Civil (Cuentos). Editora Taller: Santo Domingo, 1974.

 

LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Los Negros y la Esclavitud en Santo Domingo. Colección Pensamiento Dominicano. Julio D. Postigo e hijos Editores. Amigo del Hogar: Santo Domingo, 1975 (Segunda Edición).

 

LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Origen Hispano-Dominicano de Algunas Familias Caraqueñas. Italgráfica: Caracas, 1974 (Separata del Boletín del Instituto Venezolano de Genealogía)..

 

LARRAZÁBAL BLANCO, Carlos, Toponimia. Sociedad Dominicana de Geografía. Editora del Caribe: Santo Domingo, 1972.

 

VENTURA, Juan, Autores de Historia de Santo Domingo. Editora Cantera Gráfica: Santo Domingo, 1997.